El Instituto Regional de Estadística ha habilitado una plataforma para que todos los ciudadanos puedan acceder al fascinante 'Censo de Floridablanca', un documento histórico que data de 1787 y que revela las distintas ocupaciones que ejercían los habitantes de la Comunidad de Madrid en esa época.
Con este censo, realizado durante el reinado de Carlos III, se ofrece una ventana al pasado que permite desglosar la vida laboral de los residentes, que abarcaba desde jornaleros y criados hasta abogados y miembros del clero, cada uno representando un aspecto crucial de la sociedad de entonces.
La principal motivación detrás de este censo era la recaudación fiscal. Una lectura de los datos muestra que, en 1787, la población de Madrid era de aproximadamente 278.953 personas. Este número contrasta notablemente con el crecimiento demográfico actual de la región, que ha superado los 7 millones de habitantes a finales de 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La intención de la Corona al llevar a cabo este censo era obtener una cifra más precisa sobre la población, ya que se sospechaba que muchos municipios subestimaban su población para reducir la carga impositiva y evitar el reclutamiento de jóvenes para el servicio militar en tiempos de conflicto.
Para cumplir con esta necesidad de información, Carlos III ordenó ir de casa en casa, registrando tanto el número de personas como su edad y ocupación, un esfuerzo monumental que refleja el interés dinástico por una población más identificada y controlada.
Durante los siglos XVI y XVII, la Universidad de Alcalá de Henares surgió como un bastión de formación para el clero y funcionarios emergentes, consolidándose como un centro académico preeminente en España. Fundada en 1499 por el Cardenal Cisneros, se convirtió en un referente educativo clave de la época.
La UAH ha sido la cuna de grandes pensadores como Nebrija, Ignacio de Loyola y Quevedo, entre muchos otros, contribuyendo a la producción intelectual de una España en transformación y reafirmando el compromiso del país con la educación de élite.
El censo también revela algo significativo sobre la formación profesional en ese entonces, con Alcalá de Henares registrando 476 estudiantes, es decir, el 32% del total, siendo superada solo por Madrid, donde 727 estudiantes, un 48,9%, buscaban conocimiento en sus aulas.
En la Villa de Madrid, un notable número de personas dedicadas al servicio doméstico destacaba sobre otros municipios de la región. Según el censo, alrededor de 147.500 habitantes residían en la ciudad, de los cuales aproximadamente 17.313, es decir, el 33,2%, se dedicaban a labores de servicio doméstico remunerado.
El siguiente en la lista de municipios con trabajadores en el servicio doméstico fue Alcalá de Henares, con 556 trabajadores en este sector, constituyendo una de las bases del modelo social de la época, donde la carga del trabajo doméstico recaía predominantemente en estratos sociales más bajos.
El censo también demuestra que la Villa de Madrid era hogar de numerosos hidalgos, con más de 8.555 registrados, superando apenas a los jornaleros, que contabilizaban 8.928, evidenciando las complejas jerarquías sociales de la época.
Además de estas ocupaciones más comunes, el 'Censo de Floridablanca' incluye una variedad de profesiones relacionadas con la Iglesia, reflejando la profunda religiosidad de la sociedad de entonces. En 1787, la Instrucción redactada por el conde de Floridablanca enfatizaba la protección de la fe católica y el fortalecimiento de la Inquisición.
Un dato revelador es la presencia de 111 empleados conectados con la Inquisición, cuya mayoría se localizaba en los municipios de la Villa de Madrid, donde la estructura de poder moral y religioso seguía teniendo una influencia significativa en la vida social.
Además, se observa un notable número de personal religioso: 372 sacristanes, 325 beneficiados, 210 acólitos y curas, 141 tenientes de cura, y otros asociativos, evidenciando el amplio entramado eclesiástico que existía en la región.
Sin duda, uno de los grupos que más destaca en la economía madrileña de 1787 fueron los jornaleros, con un total de 23.686 trabajadores en toda la región, una cantidad que revela la estructura agraria y laboral del siglo XVIII en España.
El sistema agrario de la época estaba marcado por una organización capitalista, donde una creciente burguesía arrendataria disponía de tierras y era sostenida por una masa de jornaleros que laboraban en el campo, lo que creaba un entorno social desigual y dependiente.
Otras ocupaciones destacados de los madrileños incluían artesanos (9.379), hidalgos (9.100), labradores (8.554) y empleados con sueldo real (5.764), reflejando la diversidad económica de la época.
Sin embargo, es importante señalar que el censo no abarcó una serie de profesiones, como médicos, trabajadores de la hostelería, construcción, artistas, marineros, transportistas o ganaderos, lo que deja interrogantes sobre la exhaustividad del registro y la posible omisión de sectores vitales de la economía local.
Categoría:
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.