Una tragedia ha sacudido la comunidad del Hospital Príncipe de Asturias en Alcalá de Henares, donde la vida de un enfermero fue truncada de manera brutal en marzo de 2021. Gonzalo R. I. enfrenta un juicio por el asesinato de su colega, alegando que un trastorno mental transitorio debido a celos lo llevó a cometer este acto violento.
Durante su testimonio en el juicio, el acusado admitió la brutalidad de su acto: “Le corté el cuello, lo reconozco. Se le salió la tráquea. No soy un asesino. Soy una buena persona y me arrepiento todos los días de mi vida”. Con lágrimas en los ojos, Gonzalo expresó su deseo de disculparse con la familia de la víctima, reafirmando su creencia en la justicia.
La fase inicial del juicio comenzó el lunes con la selección del jurado popular, encargado de determinar los hechos ocurridos el 6 de marzo de 2021. La fiscalía ha solicitado una condena de 21 años de prisión por asesinato, mientras que la familia de la víctima pide 25 años, citando las circunstancias agravantes del caso, que incluyen ensañamiento y alevosía.
La defensa, por su parte, argumenta que se trata de un homicidio, invocando una eximente completa debido al trastorno mental transitorio del acusado, así como una atenuante por arrebato. El abogado de Gonzalo ha enfatizado que su cliente “se le fue la cabeza” ante lo que supuestamente le dijo la víctima sobre su hija, sugiriendo que esto podría constituir una razón válida para mitigar la gravedad del delito.
La fiscalía, no obstante, sostiene que Gonzalo actuó con plena consciencia, violencia y deliberación, eligiendo atacar a Sergio mientras se encontraba indefenso en la sala de descanso del hospital, donde intentaba disfrutar de su almuerzo. Este escenario, según la acusación, denota la premeditación y crueldad del acto.
La falta de oportunidad de la víctima para escapar ha sido un punto central en el argumento de las acusaciones, que sostienen que Gonzalo no sólo abordó a Sergio sino que continuó infligiendo lesiones incluso después de que la víctima ya no podía defenderse.
En su defensa, Gonzalo relata que conocía a Sergio desde hace una década, pero que la situación se volvió tensa cuando supo que su expareja había tenido una relación con el fallecido. Tras descubrir mensajes y videos comprometidos, el acusado se sintió amenazado, convencido de que su relación estaba en riesgo y, lo que es peor, que su hija estaba involucrada.
Los eventos que llevaron al crimen se desencadenaron cuando la víctima supuestamente solicitó una cantidad significativa de dinero para no exhibir dichos materiales comprometedores. Tras meses sin problemas, las tensiones volvieron a aumentar cuando Sergio exigió más dinero poco antes del ataque.
La mañana del crimen, Gonzalo tuvo una discusión con su exnovia, quien se marchó al hospital, dejando al acusado en un estado emocional volátil. Con el deseo de confrontar a Sergio y resolver la situación, se presentó en el hospital con un cuchillo. Sin embargo, al encontrar a la víctima, la situación escaló rápidamente más allá de lo que el acusado había anticipado.
“Le corté el cuello,” confesó entre lágrimas, señalando la devastación que su acción había causado, no sólo a su víctima sino también a su propia vida. En su alegato, se define a sí mismo como una buena persona que, atrapada en una imprudente espiral de celos, no supo gestionar la situación que lo llevó a cometer el acto de violencia extrema.
El juicio continúa, y las repercusiones de este trágico evento siguen dejando una huella profunda en la comunidad y en las familias afectadas. La Fiscalía también ha reclamado 940.000 euros en concepto de indemnización para los familiares de la víctima, un recordatorio del daño irreparable que ha dejado esta tragedia.
Tags:
Categoría:
Newsletter
Entérate de las últimas noticias cómodamente desde tu mail.