En un reciente suceso que ha conmocionado a la comunidad madrileña, el juez de Instrucción número 51 ha dictado prisión provisional, comunicada y sin fianza para un sospechoso en relación con el asesinato de Borja Villacís, perpetrado el pasado 4 de junio en una carretera que conecta El Pardo con Montecarmelo. Este incidente ha resaltado no solo la violencia en las calles, sino también la complejidad de los entornos criminales en la capital española.

El detenido, un joven de 18 años de origen marroquí, enfrenta graves acusaciones, incluyendo asesinato consumado, un asesinato fallido y tenencia ilícita de armas. Este caso es parte de una investigación más amplia que se está llevando a cabo en el Juzgado de Instrucción número 19, donde se han recopilado múltiples evidencias que complican la situación del detenido.

La detención se llevó a cabo en Getafe, donde agentes de la autoridad identificaron al joven como uno de los dos presuntos autores materiales del brutal asesinato de Villacís. El trágico suceso ocurrió alrededor de las 12:30 horas del día del crimen, cuando una serie de disparos dejaron a la víctima, hermano de la exvicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, abatido en la carretera. En un despliegue de eficiencia, las autoridades lograron la captura de uno de los sospechosos y de su madre, quien conducía el vehículo, en un período relativamente corto, apenas 24 horas tras el fatal incidente.

Sin embargo, el segundo atacante logró evadir la captura inicialmente, huyendo junto al primer sospechoso por un terreno baldío. No obstante, gracias a los esfuerzos continuos de la policía, fue arrestado también en Getafe, día en que se descubrió que intentó eludir la identificación llevando documentación falsa, estrategia que finalmente resultó infructuosa.

Aunque el nombre del segundo sospechoso no ha sido divulgado, se conoce que también es un joven de 18 años, que contaba con antecedentes penales desde su adolescencia. Según fuentes cercanas al caso, el individuo tenía una relación previa con el otro atacante, Kevin, habiendo compartido en su juventud un camino de delitos, lo que plantea interrogantes sobre las redes criminales existentes entre adolescentes que caen en el crimen organizado.

Los acontecimientos del día del asesinato se desataron cuando Villacís había alquilado un vehículo Citröen C3 blanco, acompañado de un amigo, para resolver conflictos relacionados con un coche incendiado con miembros de una familia de Bargas, en Toledo. Esta trágica reunión se tornó mortal cuando la otra parte, conformada por una mujer de 53 años y dos hombres, llegó al encuentro en un BMW X2 alquilado poco antes del encuentro fatal.

Al llegar al inicio de la carretera de Fuencarral al Pardo, ambos vehículos colisionaron de manera intencionada, sugiriendo una premeditación en el ataque. En un violento giro de los acontecimientos, los ocupantes del BMW se bajaron armados con un subfusil de asalto y una escopeta, abriendo fuego contra Villacís, quien cayó gravemente herido al borde de la carretera.

El amigo que acompañaba a Villacís también sufrió disparos y fue hospitalizado de emergencia. Afortunadamente, a pesar de su estado crítico, logró recuperarse. Mientras tanto, los servicios de emergencia atendieron a Villacís, pero a pesar de los intentos de reanimación, no fue posible salvarlo, convirtiéndose en una víctima más de la creciente ola de violencia armada en la ciudad.

Después de cometer el crimen, los agresores escaparon del lugar, deteniéndose varias kilómetros más adelante en una rotonda. Los testigos reportaron que los ocupantes del BMW realizaron maniobras sospechosas, incluyendo el cambio de matrículas, lo que llevó a los esfuerzos policiales a intensificarse. Varias personas que estaban en un edificio cercano dieron la voz de alarma, contribuyendo a reunir información valiosa para la investigación.

Tras una exhaustiva búsqueda en un descampado cercano, la policía recuperó las matrículas y las armas utilizadas en el atentado, luchando contra el tiempo para desentrañar la red delictiva detrás del acto. Las evidencias halladas en el lugar del crimen y las descripciones de testigos llevaron rápidamente a la detención de María José E.J., una mujer de 52 años con un historial delictivo, quien fue arrestada mientras intentaba cambiar las matrículas en un lavadero de coches.

Un día después de la captura de María José, un operativo conjunto de las fuerzas del orden logró atrapar a otros dos sospechosos en Toledo, uno de los cuales, Kevin P., ya tenía un largo historial de delitos, principalmente relacionados con narcóticos. También se detuvo a Ismael E.I.V., quien, aunque no disparó, fue señalado como cómplice necesario en el crimen, y desde entonces las autoridades han intensificado sus búsquedas para capturar al responsable directo de los disparos mortales.

Con la reciente detención del joven marroquí, se ha dado un paso significativo hacia la resolución de uno de los crímenes más impactantes de Madrid en lo que va de 2024. Tras la publicación de los arrestos, se dictó prisión provisional para los principales sospechosos, mientras que otros relacionados con el caso enfrentan liberaciones temporales, complicando aún más el entramado judicial que busca justicia en un contexto de alarmante violencia armada.