24h Madrid.

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La Comunidad investigará el impacto de la leishmaniasis mediante análisis de mosquitos, liebres y conejos.

La Comunidad investigará el impacto de la leishmaniasis mediante análisis de mosquitos, liebres y conejos.

La Comunidad de Madrid llevará a cabo un estudio para evaluar el impacto de la leishmaniasis, una enfermedad de origen animal que afectó al suroeste de la región en 2010, generando más de 800 casos humanos, de los cuales aproximadamente el 40% fueron casos viscerales.

Este brote fue uno de los mayores registrados en Europa y ahora se realizarán análisis de los vectores y reservorios silvestres dentro del plan de vigilancia y control de esta enfermedad.

La leishmaniasis es causada por un parásito del género 'Leishmania', transmitido por la picadura de un mosquito infectado llamado flebótomo o mosca de la arena, cuya actividad se concentra entre los meses de mayo y octubre.

La Organización Mundial de la Salud estima que se producen cada año 1,3 millones de nuevos casos de leishmaniasis, con entre 20.000 y 30.000 defunciones, a pesar de que solo una pequeña parte de las personas infectadas desarrolla la enfermedad.

Tras el brote de leishmaniasis en el suroeste de la región en 2010, se ha observado un aumento significativo de casos en zonas como Fuenlabrada, Leganés, Humanes de Madrid y Getafe, aunque actualmente se ha registrado una disminución en el número de casos.

Este brote de carácter urbano se ha convertido en uno de los más complejos de Europa debido a la extensión del área afectada, que abarca unos 125 kilómetros cuadrados y una población de más de 500.000 habitantes en la zona urbana del municipio de Madrid.

Desde entonces, se han reportado cerca de 800 casos humanos en la región, siendo alrededor del 40% de ellos casos viscerales, la forma más grave de la enfermedad que puede ser mortal en el 90% de los casos sin tratamiento oportuno.

Hasta la semana 17 de este año se han registrado seis casos de leishmaniasis en la Comunidad de Madrid, frente a los 24 casos contabilizados en el mismo periodo del año anterior, con una incidencia baja.

Para abordar esta problemática, se ha publicado la licitación de un contrato para la toma de muestras y pruebas analíticas tanto de los vectores como de los reservorios silvestres transmisores de la enfermedad para su vigilancia en la región.

Con una duración de siete meses, este contrato busca identificar las preferencias alimentarias del flebótomo y la tasa de infección por 'Leishmania infantum', así como el grado de parasitación por este parásito en las liebres y conejos de la región.

Se ha reconocido la presencia de un ciclo silvestre de leishmaniasis en el que las liebres y conejos actúan como principales reservorios, lo que plantea nuevos desafíos para su gestión y control en la región.

La realización de análisis en los reservorios silvestres permitirá determinar el riesgo de transmisión de la enfermedad a la población y diseñar estrategias efectivas de control, utilizando técnicas como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para la detección del parásito en los lepóridos silvestres.

Se llevarán a cabo muestreos en al menos cuatro zonas representativas tanto de la zona del brote como de otras áreas de la Comunidad de Madrid durante los meses de junio a octubre, periodo de actividad del vector.

Por último, se resalta la importancia de conocer las tasas de infección y preferencias alimentarias del flebótomo, así como el grado de parasitación por 'Leishmania infantum' en los reservorios silvestres para definir estrategias de control y prevenir la transmisión de esta zoonosis en la región.

La leishmaniasis se transmite a través de la picadura del flebótomo infectado, no por contacto directo entre personas o de animal a persona, lo que resalta la relevancia de controlar la población de este vector para reducir la incidencia de la enfermedad en la región.

Con una presentación clínica que incluye la forma visceral y la cutánea, la leishmaniasis puede causar lesiones ulceradas en la piel o afectar a órganos internos como el bazo, hígado y médula ósea, generando síntomas como fiebre y pérdida de peso que pueden agravarse si no se trata de manera oportuna.