En el siglo XIX, Madrid vivió una etapa marcada por el reinado de Fernando VII, un periodo caracterizado por el absolutismo y la represión. Fernando VII accedió al trono en 1814 tras la derrota de Napoleón y durante su reinado se restableció el régimen absolutista en España. Este periodo se conoce como la Década Ominosa, debido a las numerosas persecuciones y represiones que tuvieron lugar durante este tiempo.
En Madrid, la represión se hizo especialmente evidente con la vuelta al poder de Fernando VII. Se instauró un clima de miedo y persecución, donde cualquier muestra de oposición al régimen era duramente castigada. Se llevaron a cabo numerosas detenciones, juicios sumarios y ejecuciones, lo que generó un ambiente de inestabilidad y temor en la ciudad.
El absolutismo se manifestó de manera contundente en Madrid durante el reinado de Fernando VII. Se eliminaron las pocas libertades que se habían conseguido durante el periodo de la Constitución de 1812, y se restableció un sistema político basado en el poder absoluto del monarca. Se suprimieron las Cortes y se sofocaron cualquier intento de rebelión o disidencia política.
Además de la represión política, el absolutismo en Madrid también se extendió al ámbito cultural. Se censuraron numerosas publicaciones, se prohibieron obras de teatro y se controlaron las actividades culturales de la ciudad. La libertad de expresión y pensamiento se vio seriamente coartada, lo que generó un clima de represión intelectual en la capital.
A pesar de la represión y el control ejercido por el absolutismo en Madrid, hubo sectores de la sociedad que se resistieron a la tiranía del régimen de Fernando VII. Grupos liberales y progresistas llevaron a cabo acciones de resistencia y oposición, aunque muchas veces estas fueron duramente reprimidas por las autoridades.
Uno de los episodios más destacados de resistencia en Madrid durante la era de Fernando VII fue el levantamiento de Rafael del Riego en 1820. Este militar liberal lideró un pronunciamiento contra el absolutismo del monarca, exigiendo la reinstauración de la Constitución de 1812. Aunque el levantamiento tuvo éxito inicialmente, fue finalmente sofocado por las fuerzas realistas.
El absolutismo en Madrid llegó a su fin con la muerte de Fernando VII en 1833. Tras su fallecimiento, se inició un periodo de transición política que culminó con la llegada al trono de Isabel II. Con la instauración del régimen constitucional, se abrió paso a una nueva etapa en la historia de Madrid y de España, marcada por la lucha por la libertad y la democracia.
Aunque el absolutismo dejó una profunda huella en la historia de Madrid, también generó un importante movimiento de resistencia y lucha por la libertad. Las experiencias vividas durante este periodo sirvieron para fortalecer el espíritu democrático de la sociedad madrileña, sentando las bases para la consolidación de un sistema político más inclusivo y respetuoso con los derechos y libertades de los ciudadanos.