
En la vibrante ciudad de Madrid, el parque de la Gavia se erige como un refugio celestial donde los amantes de la astronomía tienen la oportunidad de disfrutar de la famosa lluvia de las Perseidas. Este evento anual, que ilumina el cielo cada agosto, coincide alegremente con las festividades de San Lorenzo, una de las celebraciones más entrañables y tradicionales de la metrópoli.
Situado en una colina que ofrece vistas despejadas, el mirador de este parque del Ensanche de Vallecas ha cobrado protagonismo como uno de los lugares más fascinantes de la ciudad para observar las maravillas del universo, todo sin alejarse del bullicio de la M-40.
Conocidas popularmente como las "Lágrimas de San Lorenzo", las Perseidas prometen deslumbrar a los madrileños la noche del 12 al 13 de agosto, aunque la presencia de la Luna en su fase de cuarto menguante dificultará la visibilidad de algunos de estos meteoros.
Sin embargo, el Real Observatorio Astronómico de Madrid sugiere aprovechar el crepúsculo para observar el cielo y sortear el resplandor lunar que podría opacar el espectáculo. A pesar de que la contaminación lumínica en la capital complica la observación astronómica, el diseño del mirador en La Gavia brinda una experiencia enriquecedora, con paneles informativos, estructuras alineadas con las coordenadas celestes e incluso un planisferio giratorio que facilita la identificación de las estrellas visibles.
El espacio está dotado de cómodos asientos decorados con los nombres de las 12 constelaciones zodiacales, lo que permite a los visitantes localizar fácilmente a Aries, Tauro, Géminis, y el resto de sus compañeros estelares.
Este entorno, que abarca más de 36 hectáreas de áreas verdes, también incluye colinas temáticas, bosques sensoriales y zonas de descanso, lo que lo convierte en un destino ideal para quienes buscan una alternativa de ocio que no requiera recorrer largas distancias para escapar del resplandor urbano.
La entrada es libre y no se requiere reserva; solo es necesario llevar una manta, vestimenta cómoda, algo de abrigo para las noches frescas y, sobre todo, el deseo de contemplar el firmamento.
Las Perseidas son en realidad restos del cometa 109P/Swift-Tuttle, que orbita alrededor del Sol aproximadamente cada 133 años. Al acercarse a nuestra estrella, el cometa libera polvo y partículas que quedan flotando en el espacio, creando una estela que la Tierra y la Luna atraviesan cada año entre mediados de julio y finales de agosto.
Estos pequeños meteoroides entran en la atmósfera terrestre a velocidades que superan los 210.000 kilómetros por hora y, al encuentro con el aire, se calientan a temperaturas que pueden alcanzar los 5.000 grados centígrados, desintegrándose y generando el hermoso fenómeno conocido como meteoro o estrella fugaz. A veces, fragmentos más grandes producen bólidos, destellos aún más impresionantes y espectaculares.
En esta ocasión, la Luna, en fase de cuarto menguante, se asomará al cielo alrededor de la medianoche con una luz bastante intensa, lo que puede entorpecer la observación de las estrellas fugaces menos brillantes. En condiciones óptimas y sin distracciones lumínicas, se podrían avistar hasta 100 Perseidas por hora, aunque lo más probable es que el conteo se reduzca a unas 50 visibles en estas condiciones.
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