En un emocionante giro hacia el pasado, el Museo de Historia de Madrid invita a los visitantes a explorar una representación excepcional de la ciudad del siglo XIX. Esta experiencia única permite sumergirse en un Madrid visto a través de los ojos de un Gulliver del siglo XXI, donde la idea de cartografiar el paisaje urbano mediante drones parecía más bien la fantasía de un visionario como Julio Verne.

Desde el pasado 15 de agosto, este emblemático museo reabre las puertas de la Maqueta de León Gil de Palacio. Creada en 1830, esta fascinante representación del Madrid de su época vuelve a ser accesible tras una cuidadosa restauración que ha demandado casi 90.000 euros y que ha permitido mejorar su ubicación dentro del museo.

La maqueta, obra del ingeniero militar León Gil de Palacio, es considerada por el Ayuntamiento como “una de las maquetas históricas más antiguas e importantes de Europa”. Encargada por el rey Fernando VII en 1828, esta obra maestra pasó a formar parte del Real Gabinete Topográfico, siendo un claro ejemplo de la minuciosidad con la que se realizó.

Rápidamente completada en un impresionante periodo de tiempo, esta maqueta destaca no solo por su precisión cartográfica, sino también por la representación inédita de los espacios libres dentro de las manzanas y las diferentes elevaciones de la Villa y Corte. Se extiende a lo largo de 5,21 por 3,53 metros, presentado un Madrid en miniatura en una escala de 1:816, justo antes de que el avance industrial transformara la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX.

La obra se compone de una variada gama de materiales, desde madera de chopo hasta seda, alambre, hilo, arena y metales diversos. La atención al detalle es asombrosa; cada uno de los modelos de los edificios más significativos fue construido de manera individual, reflejando el minucioso trabajo que caracteriza a esta obra maestra histórica.