En un simbólico regreso a sus tradiciones, Madrid vivió el pasado domingo la 32ª edición de la Fiesta de la Trashumancia, un colorido evento que recorrió las calles de la capital con más de 1.400 ovejas y cabras. Esta celebración tuvo lugar después de que el año anterior se cancelara a causa de la enfermedad de la Lengua Azul que afectó al ganado.

A las 10 de la mañana, los animales iniciaron su trayecto desde la Casa de Campo, guiados por los miembros de la Fundación Trashumancia y Naturaleza. A lo largo de su recorrido, la multitud se reunió para observar con asombro la peculiar parada, que llevó a los rebaños a través de lugares emblemáticos como la Plaza de Cibeles y la Puerta del Sol.

Las autoridades locales, encabezadas por Borja Carabante, delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, dieron la bienvenida a los rebaños con un mensaje de aprecio por la importancia ecológica de la trashumancia. “Este evento no solo celebra nuestras tradiciones, sino que también integra a la familia y la comunidad, convirtiéndolo en una experiencia única para todos, desde los más jóvenes hasta los abuelos”, destacó Carabante.

Bajo la mirada de la diosa Cibeles, los ganaderos, ataviados con vestimenta tradicional, realizaron un emotivo baile alrededor de la fuente, mientras honraban su legado cultural. Este año, la Fiesta incluyó la lectura de la 'Concordia de 1418', que establece los derechos de paso de los rebaños por la vila, reiterando su valor histórico y cultural.

Carabante recitó un antiguo acuerdo que permite que cada millar de ganado que cruce la ciudad abone 50 maravedíes, un gesto simbólico que renueva el compromiso de los pastores con las antiguas tradiciones y la conservación de las vías pecuarias.

Una vez concluido el acto, los rebaños iniciaron su retorno hacia la Casa de Campo, rodeados de una multitud que no dudó en documentar el momento. Después de esta jornada en la capital, los animales continuarán su camino hacia Aranjuez, donde pasarán las siguientes semanas.

La Fiesta de la Trashumancia, que tiene sus raíces en el año 923, se formalizó en 1994 como un homenaje a la preservación de los caminos pecuarios. Este evento subraya la importancia de la trashumancia y la ganadería extensiva en la conservación del medio ambiente y la biodiversidad, además de su papel crucial en la gestión del territorio y el asentamiento de poblaciones rurales.

Conforme a la Ley 3/1995 de vías pecuarias, el evento reivindica el derecho de los rebaños a transitar por espacios de dominio público, integrándose como un acto tradicional en el calendario madrileño. La colaboración entre el Ayuntamiento y el Concejo de la Mesta también resalta el compromiso de Madrid de preservar estos senderos históricos, que abarcan 125.000 kilómetros y 420.000 hectáreas, protegidos desde la creación del Concejo por Alfonso X hace más de 750 años.

La Fundación Trashumancia y Naturaleza subrayó que en 2026 se celebrará el Año Internacional de los Pastizales y Pastores, fortaleciendo la relevancia de este patrimonio vital. Por su parte, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, anunció que se está trabajando para declarar la trashumancia como Bien de Interés Cultural (BIC) para resaltar su importancia en la biodiversidad.

“Continuaremos apoyando la trashumancia en todas sus dimensiones: social, ecológica y turística”, concluyó Carabante, despidiendo a los rebaños hasta su próximo regreso en 2026, con la esperanza de seguir fomentando esta bella tradición que conecta a las generaciones y a la naturaleza.