El 5 de noviembre, en Madrid, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha lanzado un llamado urgente al Gobierno de España, encabezado por Pedro Sánchez, para que se promulgue un decreto urgente que brinde apoyo a la Comunidad Valenciana tras la devastadora tormenta DANA, que ha cobrado la vida de más de 200 personas. La situación en la región es crítica y clama por una respuesta inmediata y efectiva.

Mediante su cuenta en la red social 'X', Ayuso ha destacado que Valencia se encuentra en su “peor momento”, demandando al Ejecutivo central, conocido por su afición a la aprobación de reales decretos, que actúe de manera rápida para ofrecer asistencia a los afectados. La presidenta ha expresado su descontento al afirmar que “chantajear mezclando Presupuestos con ayudas es mezquino”, una crítica que pone de relieve la falta de solidaridad en tiempos de crisis.

A primera hora de la mañana, Ayuso se mostró reticente a juzgar la respuesta del gobierno valenciano frente a la DANA, eludiendo cualquier discusión sobre las responsabilidades políticas involucradas. En cambio, hizo hincapié en su compromiso de enfocarse en “ayudar”, priorizando la empatía y la colaboración en medio de una tragedia colectiva.

“Estamos viviendo un momento dramático. Estamos sufriendo muchísimo junto al pueblo de Valencia. Los madrileños nos lo comentan en la calle, expresando cómo sienten todo lo que está sucediendo y la frustración que implica querer ayudar sin saber cómo hacerlo”, manifestó Ayuso, visiblemente conmovida durante una visita al Hayedo de Montejo. Su discurso refleja la conexión humana que se genera en momentos de crisis y la necesidad de unidad.

Ante preguntas sobre su opinión sobre la actuación del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, y su postura respecto a declarar la emergencia nacional, Ayuso subrayó la difícil realidad que enfrentan los líderes valencianos. “No se puede imaginar el mal cuerpo que tienen ni lo complicado que es para ellos mantener la agenda institucional, alcanzar una cierta normalidad y esbozar una sonrisa frente a las cámaras cuando, en el fondo, están completamente destrozados”, concluyó, revelando la tensión que se vive en la región e invitando a la reflexión sobre la gestión de crisis en momentos tan críticos.