En el juicio por el crimen de Juana Canal, los peritos forenses han confirmado que los restos óseos encontrados en Ávila no permiten determinar la causa de la muerte debido al paso del tiempo transcurrido desde su desaparición en extrañas circunstancias hace casi dos décadas.
En la Audiencia Provincial de Madrid, la prueba pericial ha sido clave este lunes, con la declaración de las expertas en Forensía que examinaron los huesos y los agentes del Laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil de Ávila que inspeccionaron el lugar donde se hallaron los restos.
Las científicas forenses han explicado que, debido al tiempo transcurrido, es imposible determinar cómo murió la víctima, descartando así la posibilidad de calificar el caso como un homicidio.
La defensa sostiene que Juana murió tras un golpe accidental, mientras que el abogado de SOS Desaparecidos cree que pudo ser estrangulada y posteriormente descuartizada.
Las partes han pedido una pena de quince años por homicidio doloso, aunque la defensa argumenta que se trataría de un homicidio imprudente ya prescrito, lo que podría implicar la liberación del acusado.
Los restos óseos mostraban signos de descuartizamiento y lesiones compatibles con un objeto punzante, respaldando la versión del acusado.
Los agentes de la Guardia Civil que participaron en la inspección han destacado la dificultad de encontrar los restos en la finca familiar de Pradales en Ávila.
Mañana se dará a conocer la reveladora conversación telefónica entre Jesús Pradales y su esposa antes de su detención, además de los informes finales de las partes involucradas en el juicio. El veredicto final se espera para el próximo miércoles.
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